En esta prueba del nuevo Citroën C5 X os contamos qué tal va la nueva berlina de Citroën y el que sería el heredero de los grandes Citroën de la historia.
El Citroën C5 X es un coche con dos peculiaridades esenciales: la primera es que compite en tierra de nadie, con un formato único entre berlina, familiar y crossover y la segunda es su suspensión única en el mercado, de la que hablaremos en profundidad.
A partir de esas dos peculiaridades, combinadas con un análisis profundo de todas sus características, vamos a intentar responder a dos preguntas: ¿a qué tipo de cliente le puede encajar este coche? y la segunda, aún más difícil, ¿tiene algún sentido el Citroën C5 X existiendo el C5 Aircross?
Si tiramos hacia atrás en la historia del Citroën C5 X nos encontraremos con antecesores cada vez más ilustres. En orden inverso tendríamos la última generación del C5, luego la penúltima y antes de estos, haciendo casi un salto de fe, podríamos considerar como antecesores lejanos al Citroën C6, el Citroën XM, el CX (tenemos vídeo propio) y finalmente su alteza real el Citroën DS (tenemos vídeo propio) aunque del C6 hacia atrás competían en una categoría claramente superior.
Ningún coche del mercado estaría a la altura de tan ilustrísima estirpe, así que vamos a limitar las odiosas comparaciones a un único punto: la suspensión.
La suspensión comienza en los asientos. Son como un colchón con una primera capa viscoelástica en la que te hundes ligeramente y un segundo tramo de muelles que mantiene la firmeza.
El esquema de suspensión propiamente dicho es el conocido con amortiguadores de topes hidráulicos progresivos, pero en las versiones PHEV cuenta además con gestión electrónica activa. Tienen una zona central de trabajo en la que son muy blandos pero se endurecen cuando se acercan al tope. Además se pueden endurecer y ablandar electrónicamente.
Para encontrar un coche más cómodo que este tendríamos que irnos a precios que duplican o triplican el de este Citroën.
Cuando probé la versión de 180 CV pude constatar que sigue siendo un coche cómodo, pero, al eliminar la electrónica de los amortiguadores y la gestión activa de su dureza, se pierde la sensación de flotación y aislamiento perfecto que sólo ofrece el tope de gama.
La gama de motores cuenta con dos opciones de gasolina además del híbrido enchufable. Tenemos un tricilíndrico de 130 CV, un 4 cilindros de 180 CV por 6.500 € más y el híbrido enchufable con 225 CV combinados por 4.200 € adicionales, siempre para el mismo acabado.
La diferencia en prestaciones es notable en cada salto entre motores. Por su parte el consumo se incrementa medio litro a los 100 entre el motor de 130 y el de 180 CV.
El consumo del híbrido enchufable no es comparable a los otros y dependerá de cuánto seas capaz de andar en modo eléctrico. En viajes largos y una vez agotada la batería, hemos de tener en cuenta que es un coche con un sobrepeso de 250 kg movido por el mismo motor de 180 CV del peldaño inferior, así que va a consumir claramente más mientras que el depósito es 13 litros más pequeño.
Respecto al diseño exterior, ahí están las imágenes para que cada uno juzgue si le gusta o le disgusta, pero podemos decir que sus dimensiones son bastante generosas, con 4,80 m de largo, más de 1,80 de ancho y con una batalla muy generosa que se traduce en espacio interior.
Si lo comparamos con un C5 Aircross, vemos que el SUV le recorta 30 cm de longitud, la cota más crítica para aparcar y moverse en ciudad, a costa de ser 20 cm más alto.
El diseño interior del C5 X nos da una buena sensación de construcción, mientras nos da una de cal y otra de arena en materiales. En general, todos son plásticos duros aunque las diferentes texturas y colores presentes en el espacio delantero le dan un pequeño plus. Las pantallas y el head-up display están muy bien logradas, aportando información abundante y clara, pero llama la atención el gran bloque de plástico en negro piano que rodea la pantalla central, una pieza muy grande y de aspecto algo pobre que desmerece la sensación de calidad del conjunto.
Las plazas traseras son muy generosas en espacio para las piernas, aunque no tanto en anchura ya que el coche se estrecha bastante a la altura de los hombros por razones aerodinámicas. El acceso tampoco está al nivel de un SUV por ser un coche más bajo.
Con un maletero de 545 litros en las versiones no hibridadas y de 485 litros en el PHEV, entiendo que es un espacio suficiente para un coche familiar, pero se me queda algo justo para un vehículo de 4,80 m. De nuevo su hermano el C5 Aircross le gana en versatilidad y capacidad de carga con 30 cm menos de longitud.
#Citroën #CitroënC5X #SUV
00:00 Introducción
01:11 Historia
02:08 Suspensión
05:14 Gama motores
06:19 Dinámica
10:48 Diseño exterior
12:09 Plazas traseras
14:40 Maletero
16:43 Precios
16:54 Conclusiones
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El Citroën C5 X es un coche con dos peculiaridades esenciales: la primera es que compite en tierra de nadie, con un formato único entre berlina, familiar y crossover y la segunda es su suspensión única en el mercado, de la que hablaremos en profundidad.
A partir de esas dos peculiaridades, combinadas con un análisis profundo de todas sus características, vamos a intentar responder a dos preguntas: ¿a qué tipo de cliente le puede encajar este coche? y la segunda, aún más difícil, ¿tiene algún sentido el Citroën C5 X existiendo el C5 Aircross?
Si tiramos hacia atrás en la historia del Citroën C5 X nos encontraremos con antecesores cada vez más ilustres. En orden inverso tendríamos la última generación del C5, luego la penúltima y antes de estos, haciendo casi un salto de fe, podríamos considerar como antecesores lejanos al Citroën C6, el Citroën XM, el CX (tenemos vídeo propio) y finalmente su alteza real el Citroën DS (tenemos vídeo propio) aunque del C6 hacia atrás competían en una categoría claramente superior.
Ningún coche del mercado estaría a la altura de tan ilustrísima estirpe, así que vamos a limitar las odiosas comparaciones a un único punto: la suspensión.
La suspensión comienza en los asientos. Son como un colchón con una primera capa viscoelástica en la que te hundes ligeramente y un segundo tramo de muelles que mantiene la firmeza.
El esquema de suspensión propiamente dicho es el conocido con amortiguadores de topes hidráulicos progresivos, pero en las versiones PHEV cuenta además con gestión electrónica activa. Tienen una zona central de trabajo en la que son muy blandos pero se endurecen cuando se acercan al tope. Además se pueden endurecer y ablandar electrónicamente.
Para encontrar un coche más cómodo que este tendríamos que irnos a precios que duplican o triplican el de este Citroën.
Cuando probé la versión de 180 CV pude constatar que sigue siendo un coche cómodo, pero, al eliminar la electrónica de los amortiguadores y la gestión activa de su dureza, se pierde la sensación de flotación y aislamiento perfecto que sólo ofrece el tope de gama.
La gama de motores cuenta con dos opciones de gasolina además del híbrido enchufable. Tenemos un tricilíndrico de 130 CV, un 4 cilindros de 180 CV por 6.500 € más y el híbrido enchufable con 225 CV combinados por 4.200 € adicionales, siempre para el mismo acabado.
La diferencia en prestaciones es notable en cada salto entre motores. Por su parte el consumo se incrementa medio litro a los 100 entre el motor de 130 y el de 180 CV.
El consumo del híbrido enchufable no es comparable a los otros y dependerá de cuánto seas capaz de andar en modo eléctrico. En viajes largos y una vez agotada la batería, hemos de tener en cuenta que es un coche con un sobrepeso de 250 kg movido por el mismo motor de 180 CV del peldaño inferior, así que va a consumir claramente más mientras que el depósito es 13 litros más pequeño.
Respecto al diseño exterior, ahí están las imágenes para que cada uno juzgue si le gusta o le disgusta, pero podemos decir que sus dimensiones son bastante generosas, con 4,80 m de largo, más de 1,80 de ancho y con una batalla muy generosa que se traduce en espacio interior.
Si lo comparamos con un C5 Aircross, vemos que el SUV le recorta 30 cm de longitud, la cota más crítica para aparcar y moverse en ciudad, a costa de ser 20 cm más alto.
El diseño interior del C5 X nos da una buena sensación de construcción, mientras nos da una de cal y otra de arena en materiales. En general, todos son plásticos duros aunque las diferentes texturas y colores presentes en el espacio delantero le dan un pequeño plus. Las pantallas y el head-up display están muy bien logradas, aportando información abundante y clara, pero llama la atención el gran bloque de plástico en negro piano que rodea la pantalla central, una pieza muy grande y de aspecto algo pobre que desmerece la sensación de calidad del conjunto.
Las plazas traseras son muy generosas en espacio para las piernas, aunque no tanto en anchura ya que el coche se estrecha bastante a la altura de los hombros por razones aerodinámicas. El acceso tampoco está al nivel de un SUV por ser un coche más bajo.
Con un maletero de 545 litros en las versiones no hibridadas y de 485 litros en el PHEV, entiendo que es un espacio suficiente para un coche familiar, pero se me queda algo justo para un vehículo de 4,80 m. De nuevo su hermano el C5 Aircross le gana en versatilidad y capacidad de carga con 30 cm menos de longitud.
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