Para conseguir el mayor impacto posible, el golpe debe darse en un Congreso de los Diputados repleto, y eso parece imposible. No había en febrero ninguna sesión lo bastante importante como para llenarlo. El 22 de enero los dos líderes del PSOE, Felipe González y Alfonso Guerra, convocan una nueva reunión urgente. Creen haber encontrado una solución para llenar el Congreso: la investidura del nuevo presidente del Gobierno. Para ello, Adolfo Suárez debe dimitir del cargo y nombrar a otro como su sucesor.
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