Los zapeadores repasan algunas de las cosas que aparecen en el cine pero no tienen ninguna relación con lo que ocurre en la vida real. Los malos, por ejemplo, siempre van en el caballo más lento y, en la realidad, el más lento es el coche de Alonso. O, como recuerda Quique Peinado, "los malos en el cine acaban en la cárcel, pero en la vida real terminan en Suiza o en el despacho de un ministro".
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