Los humedales aragoneses en nuestro 'Ecosemanario'

El ser humano y sus actividades han modificado mucho el paisaje, afectando en mayor o menor medida a los diferentes ecosistemas que componen la naturaleza. Uno de los más frágiles son los humedades, convertidos en tierras de cultivo o simplemente destruidos por ser focos de insalubridad.
Son unos ecosistemas de alto valor ecológico y, con el fin de concienciar a la gente, tienen su día en el calendario: el 2 de febrero.
En el alto Pirineo están los ibones, unos lagos de aguas procedentes del deshielo y que tienen su origen en la actividad glaciar. En el valle del Ebro aparecen los galachos, meandros de río abandonados que mantienen su lámina de agua por el nivel freático elevado y por inundaciones puntuales de su río matriz. Muy características de Aragón son las saladas, esas lagunas endorreicas con agua temporal y con alta concentración salina. Y por supuesto no hay que olvidar los llamados ojos o manantiales, surgencias de agua que mantienen un caudal constante a lo largo de todo el año. Y por último las lagunas de tipo dolina o polje, depresiones del terreno naturales o artificiales que se rellenan con agua procedente del nivel freático. Pero sin lugar a dudas, sea del tipo que sea, lo que caracteriza a los humedales es la alta biodiversidad que poseen