En esta tienda de segunda mano todo se cambia por dinero. Incluso los juguetes. Dentro, todos pasan por el mismo ritual: entregan su mercancía, esperan a que el empleado la compruebe y cobran unas monedas, apenas un billete. El líder de la segunda mano no quiere hablarnos de su política de precios, para comprobar cuánto están dispuestos a pagar por su mercancía compramos un producto nuevo. Pagamos 36 euros y sin sacarlo de su caja lo llevamos a la tienda de segunda mano. ¿Saben por cuánto nos compran una plancha nueva de 36 euros? Por solo nueve.
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